La mañana ya asomaba en la vera del mar. Las estrellas que quedaban aún nítidas reflejaban el fuego de los campamentos y el silencio se apoderaba del lugar. En esas circunstancias, Matías Filas decidió hacer una prueba. Sentado en la reposera y mirando el cielo, el joven de Tres Arroyos cuidaba la línea en el 3º Salto y medio, acompañado por su hermano. Y en eso, la línea se movió… ese momento cambió todo y lo que restaba del día iba a parecer una eternidad. Es que el pique, que pensó era un chucho, era una corvina, un ejemplar que acusó en la balanza 3,814 kilógramos y que fue a parar directamente a la cima del clasificador. A partir de ese momento, fueron horas de espera, de nerviosismo y de angustia. Como se había advertido, en la noche el viento mermó y sopló suave de norte.
El mar se mostraba en bajada y la pesca comenzó a ser cada vez más fluida. A pesar de ello, algunos se mantuvieron estoicos en sus puestos. Damián Andino, que había tomado la posta sobre la medianoche, se mantuvo en la parte de arriba de la tabla ya que fue superado solamente por Filas. Con una rubia de 3,414 kilógramos, el oriundo de San Francisco se mantuvo en el podio y finalmente tuvo recompensa. El cambio se dio un poco más atrás.
A las 4 de la mañana, el orensano Luciano Espinoza, apostado en la 4º Bahía del 4º Salto, sacó una corvina de 3,300 gramos y se ubicó tercero mientras que el cuarto lugar se lo quedó Pablo Pennisi, de Mar del Plata, con una corvina 3,282 kilógramos pescada a las 6.20 de la mañana en el 4º Salto.
El quinto puesto fue para un pescador que tiene historia en los torneos locales: Horacio Bertazzo, de Monte Hermoso. El pescador obtuvo una rubia de 3,243 kilógramos en el 4º Salto y se metió en los primeros puestos.
Sobre la mañana, la salida de una corvina negra hizo temblar a los concursantes. Rubén Peralta presentó una de 1,230 kilógramos que no alcanzó a entrar en concurso porque no llegó al peso mínimo (de 1,500 kilógramo).
El paralelo
En el certamen paralelo ocurrió algo similar. Luego del poco movimiento en el clasificador (la ganchera quedó atrás) en las primeras horas de competencia, la noche hizo que los controles se tengan que mover mucho. Entrada la madrugada el tresarroyense José Rodríguez logró sacar, luego de una intensa pelea, un chucho de 17,860 kilógramos en la zona del Campamento y éste lo catapultó a lo más alto de las posiciones. Y si bien la pesca continúo, nadie logró desbancarlo, como tampoco pudieron desbancar a Cristian Peralta, de Tandil, que en el mismo lugar había sacado un chucho de 13,400 kilógramos 25 minutos después de comenzado el concurso.
A las 5 de la mañana otro tresarroyense, Faustino Legarreta, logró subirse al último escalón del podio al sacar un chucho de 12,310 kilógramos en las Piedras de Franganillo.
Más allá de estos piques, de gran porte en ambas competencias, los cambios en las zonas medias y bajas de los clasificadores continuaron. La pesca respondió, al igual que el clima y la cantidad de inscriptos, que este año llegó a 4722. Fue una nueva fiesta, la número 58 que el Club Cazadores pudo llevar a cabo en la costa tresarroyense y el saldo es más que positivo.
Porque hasta que sonó la sirena nuevamente, todo transcurrió sobre rieles (más allá de algunos altercados). Porque el público acompañó a los ganadores y se emocionó con ellos, cuando se subieron a los podios. Y porque desde la organización ya se pusieron a trabajar en la edición 59, que tendrá como plus coincidir con el centenario de Claromecó.
Fuente: https://lavozdelpueblo.com.ar