generales 03/12/2021

Argentina: la historia de los pescadores deportivos que decidieron cambiar y ayudar a la ciencia

 

En Argentina, la combinación de una exitosa campaña de sensibilización de los pescadores deportivos y la prohibición de sacrificar a los tiburones capturados logra una tenue mejoría.


  • La mitad de las especies endémicas de tiburones que habitan el Atlántico Sudoccidental ven amenazadas su supervivencia.
  • En Argentina, la combinación de una exitosa campaña de sensibilización de los pescadores deportivos y la prohibición de sacrificar a los tiburones capturados logra una tenue mejoría.
San Blas, el punto más meridional de la provincia de Buenos Aires, vive para y por la pesca deportiva. Las características físicas del fondo submarino, con canales y rías que garantizan la presencia de cardúmenes de peces de distintas especies, son todavía hoy un anzuelo gigantesco para los amantes de las cañas y las redes.

En los años 90, cuando aún el sacrificio de tiburones en la pesca deportiva estaba permitido, miles de tiburones morían por esa causa. La tesis doctoral del doctor Luis Lucífora, publicada en 2003, le puso cifras a lo que ocurría en San Blas. “Él constató que cada barco sacaba hasta 18 tiburones por marea, es decir, en medio día de pesca. Era una matanza, más de 3000 tiburones por temporada”, cuenta el pescador y guía de pesca David Dau quien por esos años cada vez que pescaba un tiburón, lo sacrificaba. “Conocer ese trabajo fue un disparador”, cuenta. “Entendí que no podía fomentar lo que estaba pasando”, explica Dau.

A partir de ese momento, sin ningún apoyo y a partir de la experiencia de haber pescado truchas, dorados y surubíes siguiendo la práctica de devolver los ejemplares con vida una vez capturados, decidió emprender una tarea ciclópea: “Me propuse cambiar el paradigma de la visión de los pescadores. El tiburón es un pez divino, perfecto, ¿por qué tiene que morir?”, cuenta Dau.

Hoy, unos 150 pescadores deportivos participan de un proyecto científico llamado Conservar Tiburones en la Argentina, que promueve la instalación de un pequeño dispositivo de plástico en la aleta dorsal de los tiburones capturados. Dicho dispositivo contiene un número de identificación que permite a los investigadores recoger información valiosa acerca de los comportamientos migratorios de estos amenazados animales y así crear estrategias para conservarlos.

Fuente: Mongabay








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